¿Es el camino correcto? Me he hecho tantas veces esta pregunta, que me he quedado sin respuestas válidas. Dediqué años de mi vida a los estudios universitarios de grado y máster. Y aunque tenía cierta vocación por lo que hacía, nunca llegaba a ser suficiente. 

Entonces, en uno de esos años en los que la vida te da mil patadas, llegó mi compañero de viaje. Él supuso cambios, alegría, amor y frustración a partes iguales. Empecé a informarme sobre la conducta canina para intentar entender al pequeño terremoto con el que convivía. Acudí a diferentes profesionales en busca de apoyo para saber cómo hacerle feliz y que nuestra convivencia también lo fuera. Durante ese largo proceso, encontré algo que me llenaba por completo. 

Desde mi preadolescencia he colaborado en protectoras y refugios y he compartido mi vida con diferentes especies. La conexión que tengo con los animales es algo que cualquier persona que me conoce sabe. Sin embargo, cuando di el salto profesional, entendí que es más que una conexión. Es una llamada a un camino que nunca imaginé que tomaría y que ahora me hace la persona más feliz del mundo. 

¿Te atreves a recorrerlo conmigo?